viernes, 28 de noviembre de 2008

"la trama de la vida" Fritjof Capra

En ¿Qué es la vida? (1944) Erwin Schrödinger planteó la hipótesis de la estructura molecular de los genes y orientó la investigación en el nuevo campo de la biología molecular que culminaría con el desciframiento de la estructura en doble hélice del código genético por Watson y Crick. La búsqueda de lo elemental, sin embargo, no daba respuesta a los enigmas de la organización compleja y altamente integradora de los sistemas vivos, el nivel molecular no recapitulaba toda la lógica de la vida. Era preciso encontrar un nuevo lenguaje, el cual ha surgido durante el último cuarto del siglo XX conocido bajo diversas denominaciones ya sea como «teoría de los sistemas dinámicos», «teoría de la complejidad», «dinámica no lineal», «dinámica de redes». Este nuevo lenguaje tiene en conceptos clave como «atractores caóticos», los «objetos fractales», las «estructuras disipativas», la autoorganización y las «redes autopoiésicas».

Pero si bien disponíamos del lenguaje y los conceptos faltaba una síntesis completa que integrase los nuevos descubrimientos en un único contexto y que abarcara de las estructuras «disipativas» de Ilya Prigogine a la teoría de las redes autopoésicas de Gail Fleischaker y Francisco Varela, la ciencia cognitiva y sus aplicaciones (Maturana), los objetos fractales (Benoît Mandelbrot) y las matemáticas de la teoría de la complejidad (Ralph Abraham), la teoría Gaia de Lynn Margulis y la teoría del caos.

Tal es la promesa y el reto de La trama de la vida (1996) de Fritjof Capra. La tradición del pensamiento sistémico que se remonta a las primeras décadas del siglo XX («La visión sistemática de la vida», en El punto crucial, 1982), constituye en cierto modo el punto de partida para esta síntesis de las teorías y los modelos científicos actuales que cabe contemplar como el esbozo de una teoría emergente de los sistemas vivos capaz de ofrecer una visión unificada de la mente, la materia y la vida.

«Esto sabemos / Todo está conectado / como la sangre / que une a una familia / Lo que le acaece a la Tierra / acaece a los hijos e hijas de la Tierra / El hombre no tejió la trama de la vida / es una mera hebra de la misma / lo que le haga a la trama / se lo hace a sí mismo» Estos versos de Ted Perry inspiradas en el jefe indígena Seattle abren las páginas de esta obra en la que Capra elabora la síntesis de los conceptos y las ideas científicas que durante el último cuarto de siglo han ido configurando una nueva comprensión de la vida la cual constituye la vanguardia del cambio efectivo de paradigma.

«Una sociedad sostenible es aquella capaz de satisfacer sus necesidades sin disminuir las oportunidades de generación futuras” Este [ ] es el gran desafío de nuestro tiempo: crear comunidades sostenibles, es decir, entorno sociales y culturales en los que podamos satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones sin comprometer el futuro de las generación que han de seguirnos.»

Capra organiza La trama de la vida en cuatro partes: «El contexto cultural: “Ecología profunda”, un nuevo paradigma» donde aborda el cambio de paradigmas debido al abandono de la visión mecanicista del mundo y el ascenso de una nueva concepción holística que aborda la interrelación compleja entre todos los niveles de los sistemas vivos: organismos, sistemas sociales y ecosistemas, y se basa en una nueva percepción de realidad con profundas repercusiones para la ciencia y la filosofía no menos que para el mundo de los negocios, la política, la sanidad, la educación y la vida cotidiana. La segunda parte la dedica a estudiar las teorías e ideas que han presidido la emergencia del pensamiento sistémico: el paso de una visión centrada en las partes a una comprensión holista, el desarrollo de la teoría de sistemas y el desarrollo de la lógica de la mente, la cibernética y la teoría de la información. La tercera parte, más especializada y rigorista en términos científicos la dedica a exponer los modelos de autoorganización y las matemáticas de la complejidad. La última parte, «La naturaleza de la vida» donde Capra retoma el hilo conductor del libro –¿Qué es la vida?– y desarrolla los elementos integrantes de la teoría de los sistemas vivos que, en coherencia con el marco filosófico establecido por la ecología profunda, y dotada de un lenguaje matemático adecuado, propone una comprensión no mecanicista y poscartesiana de la vida.

El libro se cierra con un epílogo dedicado a exponer la necesidad de una alfabetización ecológica generalizada y un apéndice en el que compara los criterios fundamentales de la teoría ecológica de Bateson con la teoría de Santiago de Humberto Maturana y Francisco Varela –expuesta en la sección «El alumbramiento del mundo»– según la cual un organismo vivo alumbra un mundo mediante el establecimiento de distinciones, que la cognición resulta de un patrón de distinciones que son percepciones diferenciadas.

Aclamada por la crítica especializada, La trama de la vida constituye una obra de divulgación extraordinariamente importante que orienta las fronteras actuales de las ciencias de la vida y su cambio de paradigma en el horizonte de la sostenibilidad y de los principios de la interdependencia ecológica.

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